MISA COMPLETA EN
NÁHUATL
EN LA BASÍLICA DE
GUADALUPE
El pasado martes 13 de Octubre, la Basílica de Guadalupe fue
escenario de un acontecimiento histórico: Por primera vez se celebró la Misa
completa en lengua Náhuatl, que es la lengua indígena que más se habla en el
país, empleando para ello un texto litúrgico para la Misa en Náhuatl, que será
presentado «al episcopado mexicano, para solicitar su aprobación, y
después daremos los pasos necesarios ante la Congregación para el Culto Divino
y la Disciplina de los Sacramentos, en Roma, aunque el Papa Francisco nos ha
dicho en dos ocasiones que procedamos con más libertad en este asunto».
La concelebración Eucarística, en la que estuvieron presentes, portando sus
coloridos trajes de gala, decenas de indígenas de comunidades que hablan la
lengua Náhuatl de Puebla, Veracruz, Jalisco, Estado de México y la Ciudad de
México, fue presidida por Mons. Víctor Sánchez Espinosa, Arzobispo de Puebla y
Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica.
La homilía estuvo a cargo de Mons. Felipe Arizmendi
Esquivel, Obispo de san Cristóbal de las Casas, Chiapas, quien resaltó «el detalle tan amoroso
de nuestra Madre, que no sólo escoge a un náhuatl, Juan Diego, expresión de un
pueblo pobre y oprimido, que se siente marginado, despreciado y sin esperanza,
que no se valora ni se tiene confianza, que dice ser cola
y escalera para que
otros lo pisen y suban, que se considera que nada vale ante los grandes de la
tierra. Nuestra Virgen de Guadalupe, con un amor evangélico por lo que el Papa
Francisco llama las periferias, los descartados, los desechos de la humanidad,
le habla a Juan Diego en su propio idioma, el náhuatl.
Ese no era el idioma que ella sabía y usaba en Nazaret, el
arameo, sino el de su interlocutor. No le impone su propio idioma, sino que
asume el de Juan Diego. Tampoco le habla en el idioma de los conquistadores.
¡Qué gran detalle de esta querida Madre! Le da toda la importancia y el valor
tanto al mismo idioma, como a todas las expresiones culturales de Juan Diego y
de su tiempo. ¡Cómo no querer a esta nuestra Madre de Guadalupe, si ella nos ha
querido tanto! ¡Cómo no sentirnos sus hijos y, por medio de ella, hijos del
eterno Padre!».
Monseñor Arizmendi,
quien también es responsable de la
Dimensión de Cultura de la CEM, expresó que «lo
que el pueblo náhuatl necesita: esperanza. Es lo que nuestros pueblos
originarios necesitan: esperanza. Tienen historia, tienen cultura, tienen
presente y tienen futuro. No están condenados a desaparecer. No tienen por qué
avergonzarse de su riqueza cultural. Animémoslos a valorar lo que Dios y la
Virgen quieren para ellos. No son desechos en nuestro país. No son
descartables. No son signo de atraso. Son esperanza. Tienen mucho que aportar a
la sociedad. Dios, la Virgen y la Iglesia los necesitamos. México no es México
sin ellos. Ellos somos nosotros.
Perdónenos
por el olvido al que los hemos condenado. Perdónenos por no darles el lugar que
Dios y la Virgen les han dado. Perdónenos por no valorarlos como lo hizo
nuestra Madre de Guadalupe».



No hay comentarios:
Publicar un comentario