jueves, 15 de octubre de 2015

LA HONESTIDAD. ARTÍCULO DEL PADRE JUAN A. ARCOS ARANA


LA HONESTIDAD

Artículo escrito por el Pbro. Juan A. Arcos Arana, Párroco de la Comunidad de santa Cecilia, en san Francisco de Campeche, Cam.

Mientras esperaba el inicio de un evento, nos fuimos reuniendo un grupo de personas e iniciamos un diálogo sobre temas diversos, desde fútbol hasta los temas candentes de la política. Pero de todos los temas hubo uno que llamó nuestra atención, tanto que nos hizo a todos opinar; el tema fue acerca del valor de la honestidad.

El tema surgió por la expresión de unos de los allí presentes que dijo: “ya no se puede confiar en nadie; es difícil encontrar personas honestas”. El comentario desencadenó una serie de opiniones de la mayoría de las personas presentes; desde un “es verdad” hasta un “sí, ya no es fácil encontrar personas honestas”. Aunque algunas expresiones fueron sencillas, el hecho de que el tema llamará nuestra atención fue un signo de que es algo importante para todos.

Con toda seguridad, una de las cualidades que más buscamos y exigimos de las personas es la honestidad. Este valor es indispensable para que las relaciones humanas se desenvuelvan en un ambiente de confianza y armonía, pues garantiza respaldo, seguridad y credibilidad en las personas. Es un valor clave en cuanto a la vida se refiere, pues es el que despierta la simpatía natural hacia al otro, y además esa “confianza” que nos permite sentir seguridad en nuestros procesos humanos.

Experimentamos éste aspecto continuamente cuando confiamos algo a una persona muy allegada y nos sentimos seguros, en paz, etc., pero cuando dejamos algo a una persona que no inspira confianza, no nos sentimos tranquilos, experimentamos inseguridad y miedo.

Pero qué es la honestidad, cómo se logra, cómo se gana. Se dice que es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo, que junto a la justicia, exige en dar a cada quien lo que le es debido.

La persona que es honesta puede reconocerse por:

- Ser siempre sincero en su comportamiento, palabras y afectos.
- Cumplir con sus compromisos y obligaciones al pie de la letra, sin trampas, engaños o retrasos voluntarios.
- Evitar la murmuración y la crítica que afectan negativamente a las personalidad de los demás.
- Guardar discreción y seriedad ante las confidencias personales y secretos profesionales.
- Tener especial cuidado en el manejo de los bienes económicos y materiales.

Para vivir con más cuidado y esmero el valor de la honestidad, es de gran utilidad poner en práctica las siguientes acciones:

- Ser fiel a las promesas y compromisos, por pequeños que puedan parecer.
- Lleva con claridad el manejo que haces del dinero, sin buscar quedarte con una parte alterando las cuentas, inventando gastos o argumentando extravíos.
- Si adquieres una deuda págala con oportunidad. No te escondas ni te molestes por el cobro, pues en justicia debes cumplir con ese compromiso.
- Aléjate de la pereza y cumple con tus deberes, así no tendrás necesidad de dar pretextos o mentir para encubrir tu falta de responsabilidad.
- Habla siempre con la verdad. No inventes ni exageres cosas sobre tu persona o sobre los demás. Lo mismo ocurre ante los problemas, situaciones laborales o de la vida cotidiana.
- No reveles aspectos negativos de la personalidad de los demás, aunque no te hayan pedido guardar el secreto, pues podrías caer en la murmuración, calumnia o difamación.
- Acepta serenamente los errores y fallas que has cometido, así como sus consecuencias; rectifica, y si es necesario, pide disculpas.
- Evita criticar negativamente las normas que existen en tu trabajo, la escuela o cualquier lugar, con personas ajenas y con poco conocimiento de las circunstancias. Dirígete al encargado, directivo o autoridad correspondiente.
- No tomes ni utilices los bienes ajenos sin la aprobación del legítimo propietario, aunque exista mucha confianza.
- Utiliza con propiedad los instrumentos de trabajo que están bajo tu responsabilidad.

La persona honesta, por sí misma, es garantía de fidelidad, discreción, trabajo profesional y seguridad en el uso y manejo de los bienes materiales.

Por el comportamiento serio, correcto, justo, desinteresado y con espíritu de servicio que adquirimos mediante la honestidad, esta se convierte en uno de los valores más importantes para el perfeccionamiento de nuestra personalidad. Jesús en los evangelios admiró la presencia de uno de los discípulos del cual dijo: “éste es un verdadero israelita en el que no hay engaño”, que esa pueda ser la expresión sobre nuestra vida. Sería el mejor título.




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