miércoles, 18 de noviembre de 2015

POR UNA ECOLOGÍA INTEGRAL (QUINTA Y ULTIMA PARTE)


POR UNA ECOLOGÍA INTEGRAL (5)
Hacia una nueva cultura ecológica

Reflexiones en torno a la Carta Encíclica Laudato Si del Papa Francisco, compartidas por Mons. Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey, y Mons. Juan Armando Pérez Talamantes, Obispo Auxiliar de Monterrey, en el Senado de la República con motivo del Foro “La pobreza y el cambio climático”.

+ El sentido humano de la ecología: hacia una ecología integral (Cap 4).

Esta es, quizá, la clave de todo el documento. Nos dice el Papa Francisco que no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social. Requerimos una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y para, simultáneamente, cuidar la naturaleza. Es aquí donde se fundamenta nuestra propuesta: considerar a la ecología no sólo como una ciencia social, sino también humana, integral, capaz de convertirse en una cultura que impregna todas nuestras instituciones, y que nos lleva a considerar nuestros bienes, nuestras actividades, bajo la categoría de respeto.

+ La íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta (Cap 4).

En el mundo actual, donde hay tantas inequidades y cada vez son más las personas descartables, innecesarias para los criterios productivos, privadas de derechos humanos básicos, el principio del bien común se convierte en un llamado a la solidaridad y en una opción preferencial por los más pobres. El Papa Francisco nos invita a contemplar -no sólo ver, ni siquiera mirarante todo la inmensa dignidad del pobre a la luz de las más hondas convicciones creyentes. Basta contemplar la realidad para entender que hoy, esta opción es una exigencia ética fundamental para la realización efectiva del bien común.

+ La grave responsabilidad de la política internacional y local (Cap 5).

El Papa Francisco es crítico, y denuncia que la crisis financiera de 2007-2008 era la ocasión para el desarrollo de una nueva economía internacional. Pero no hubo una reacción que llevara a repensar los criterios obsoletos que siguen rigiendo el mundo. Recuerda que la política no debe someterse a la economía. Y fija la posición del Magisterio de la Iglesia: ella no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política; pero invita a un debate honesto y transparente, para que los intereses particulares o las ideologías no afecten al bien común, para que se atienda siempre, como prioritarias, a las necesidades de los más pobres.

+ La cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida: la conversión ecológica (Cap 6).

Si Aparecida ya nos había sorprendido con la “conversión pastoral”, ahora el Papa Francisco nos invita a una nueva conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de nuestro encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea. Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de nuestro ser discípulos de Jesucristo. Esta conversión supone diversas actitudes que se conjugan para movilizar un cuidado generoso y lleno de ternura. En primer lugar implica gratitud y gratuidad. También la amorosa conciencia de no estar desconectados de las demás criaturas, y creatividad y entusiasmo para no creer que la conversión significa sólo “dejar” sino, sobre todo “abrazar”.

+ La invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso: la responsabilidad social del consumidor (Cap 6).

El Papa Francisco llega, inclusive, a propuestas muy concretas. Un ejemplo. Cambiar nuestros estilos de vida, apostando por una mayor austeridad, por el desprendimiento y la generosidad, podría ejercer una sana presión sobre los que tienen poder económico, político y social. Propone un nuevo concepto: la responsabilidad social de los consumidores. Ella supondrá no sólo ser más cuidadosos a la hora de adquirir un producto, sino superar el individualismo, que nos permita desarrollar un estilo de vida alternativo, más preocupado por las necesidades de los demás que de las propias. Ello hará posible un cambio importante en la sociedad, que repercutirá un una mejora del medio ambiente.

+ Contemplación gozosa de la naturaleza (Cap 6).

Si en la Evangelii Gaudium (la alegría del Evangelio), el Papa Francisco enfatizaba la dimensión gozosa del seguimiento discipular de Jesucristo, ahora nos invita a la contemplación gozosa de la naturaleza. Gozo, sin embargo, que no es sinónimo de simple distracción sino de paz, de serenidad y concentración en lo verdaderamente importante: el amor. El Papa Francisco no puede ocultar su amor a la Virgen María, y cierra su encíclica proclamándola reina de todo lo creado, la que cuida con amor fraterno este mundo maltrecho y herido, la gran doctora de este gran hospital en el que el Papa quiere que se convierta la Iglesia, junto a José, quien la defendió a ella y a su Hijo, quien también defiende desde el cielo a la naturaleza.

5. Retos que la LS plantea a nuestra realidad

5.1. Reto Legal.

El Papa Francisco insiste en que las conferencias mundiales que buscan proteger al medio ambiente, si no han fracasado, al menos no han dado los resultados esperados. No podemos permitir que eso mismo nos suceda a nivel nacional. Y es que daría la impresión de que, después de un crecimiento en el interés por combatir a la contaminación, con la creación de instancias gubernamentales encargadas de atender la problemática, a mediados del siglo pasado, y con medidas como el “Hoy no circula” en épocas recientes, se ha dado una especie de impasse en esta preocupación.

Necesitamos incrementar la cantidad y la calidad de políticas públicas que, basadas en legislaciones existentes, o presionando para que surjan nuevas, podamos abatir los índices de contaminación en nuestro país. Confiamos en que ese fenómeno llamado corrupción no se instale también en la necesaria vigilancia de las empresas contaminantes, por las instancias respectivas. El cuidado del medio ambiente, como la política en general, no puede someterse a intereses económicos nacionales o extranjeros.

5.2. Reto Educativo.

La Encíclica dedica su capítulo sexto al tema de la educación y la ecología, y menciona las instancias que pueden tomar esta bandera: la familia, los medios de comunicación, las agrupaciones religiosas y, obviamente, las escuelas. Si se ha mencionado que el problema fundamental de México es educativo, necesitamos insertar el tema ecológico en la agenda educativa de los próximos años. Una educación que va más allá de ayudar a que los niños distingan la basura orgánica de la inorgánica, y la depositen en sus respectivos contenedores.

Necesitamos una educación que coloque al respeto -hacia la naturaleza, a los demás, con nosotros mismos- como categoría fundamental de comportamiento. Respeto que nos convertirá en consumidores socialmente responsables, capaces no sólo de exigir la información nutrimental de cada producto que adquirimos, sino de profundizar en su posible riesgo contaminante. Una educación, en suma, que reconozca en la naturaleza no al objeto del que podemos aprovecharnos, sino al sujeto con el que podemos dialogar.

5.3. Reto Cultural.

Ligado al reto educativo tenemos el cultural. Y es que el Papa Francisco insiste en que apostemos por otro estilo de vida, en el que prevalezca la austeridad sobre el afán de riqueza. No podemos asociar, como pareciera que ya lo hacemos hasta sin pensar, la inteligencia con la capacidad de especulación. Una persona no es brillante porque posee muchos bienes materiales, sino porque destaca por su sensatez y sobriedad. Además, el paradigma del egoísmo, tan imperante en nuestro país, debe dejar su lugar a la generosidad.

Una nueva cultura ecológica nos obligará a replantear nuestro concepto de felicidad, tan asociada al tener y menos al ser. Esta cultura nos permitirá plantearnos, inclusive, la convivencia social bajo otros criterios, llegando también a una nueva concepción del amor, más cercana a la propuesta por Nuestro Señor Jesucristo. Un amor, como lo dice el Papa Francisco, capaz de respetar, sí a la hermana naturaleza, pero también a nuestros hermanos seres humanos. Muchas gracias.




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