sábado, 21 de noviembre de 2015

HOMILÍA DEL OBISPO DE CAMPECHE PARA EL DOMINGO DE LA SOLEMNIDAD DE NTRO. SR. JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO


DOMINGO DE LA SOLEMNIDAD DE
NTRO. SR. JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
22 de Noviembre de 2015

Rey de reyes

Hoy celebramos el último domingo del Tiempo Ordinario. Lo hacemos con la solemnidad de Cristo Rey del Universo. Con esta celebración conclusiva, daremos paso a la gozosa apertura del Año de la Misericordia (próximo 8 de diciembre), en el nuevo Año Litúrgico, que comenzaremos el domingo próximo siguiente.

Los Evangelios de la Infancia, Mateo y Lucas, nos hablan del modo prodigioso del nacimiento de Jesús. Y entorno a este nacimiento, oculto y desconocido, resonaba el himno de alabanza de los coros celestiales, que cantaban: gloria y paz (cf. Lc 2,13-14).

Jesús nacía rodeado de eventos especiales, aún visibles en la misma naturaleza. El Evangelio nos narra, por ejemplo, que una luz, si bien discreta, apareció para anunciar este acontecimiento. La luz apareció en la tierra, y se proyectaba con fuerza en los cielos. Así la vieron los magos de Oriente.

Todo eso es porque ha nacido el Rey de los Judíos. El mismo que había sido anunciado por los profetas de la antigüedad y que habían ‘esperado’ los patriarcas de Israel. En efecto, en Jesús, todas las naciones serán bendecidas y beneficiadas. 

El libro de Números lo comunica de la siguiente manera: “De Jacob, avanza una estrella, un cetro surge de Israel” (24,17). El descendiente de Abraham, de Isaac, de Jacob, el Hijo de David, Jesús tendrá el cetro del poder, será el Rey de Israel.


Señor, Tú eres nuestro Rey

En el Evangelio de hoy, Juan 18, 33-37, Jesús es llevado traído para ser enjuiciado. Da muestras de una entereza admirable, de una paciencia sin límites. De Anás va a Caifás, y luego a Pilato. Cuando lo acusaron de facineroso, cosa que no le podían probar, Él, de pie, lo sobrellevó todo en silencio. Cuando le preguntó acerca del Reino, le respondió a Pilato, pero llevándolo a niveles superiores.

Al leer el Evangelio una pregunta que nos viene es: ¿Por qué Pilato no examinó a Jesús delante del pueblo, sino lo hace al interior del pretorio? Similar al caso de Herodes hacia el Bautista, Pilato tenía gran estima de Jesús y quería examinar la causa cuidosamente, lejos del tumulto.

Pilato está entre dos frentes. Libra una tremenda lucha interior. Por un lado, tiene la convicción, cada vez más profunda, de la inocencia de Jesús, y, por otro, se halla maniatado por la presión judía que le obliga a condenarlo.

En el proceso que se lleva a cabo, Pilato va a averiguar la realiza de Cristo. Cuando le preguntó: “¿Qué has hecho?”. Jesús nada le responde; en cambio, sí responde acerca del Reino. Cristo le puntualiza: “Mi Reino no es de este mundo”. Eso no lo quería Pilato saber.

Jesús, empero, le está diciendo: En verdad soy Rey, pero no como tú lo sospechas, sino rey mucho más espléndido. El Hijo de María no ha venido a garantizar su soberanía, sino a revelar, dar a conocer, a manifestar a Dios, que es la Verdad total.

Pilato no comprende. Para un gobernante (una excepción notable es la de Solón, en Grecia), discursos abstractos acerca de la verdad, no son su preocupación primaria.

Pilato, lleno de curiosidad le devuelve la interrogante pregunta: “¿Con que Tú eres rey?”

Jesús le contesta con la verdad, pues ha venido para ser testigo de la Verdad. Luego le lanza una invitación a Pilato: “Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. 

Finalmente, a propósito de la aparición de Cristo como Rey, Cromancio de Aquileya escribe: “Todos vieron la estrella, pero no todos comprendieron su sentido. Del mismo modo, nuestro Señor y Salvador nació para todos, pero no todos lo acogieron”.

¡Cristo vence, Cristo reina!


Mons. José Francisco González González
XIV Obispo de Campeche




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