viernes, 30 de octubre de 2015

LAS LLAMADAS TRIBUS URBANAS (Segunda Parte)


LAS LLAMADAS TRIBUS URBANAS
(Segunda Parte)

Artículo escrito por el Pbro. Juan A. Arcos Arana, Párroco de la Comunidad de santa Cecilia, en la ciudad de san Francisco de Campeche, Cam.

Concluía la primera parte de este artículo reconociendo que las llamadas tribus urbanas son una opción para encauzar en los jóvenes la necesidad de relaciones interpersonales, que deben darse en la familia; sin embargo, estos grupos terminan siendo sólo una expresión de sus frustraciones e inquietudes. Se trata, pues, de una alternativa negativa; opción que no existiría si la familia se ocupara de su misión.

Además subrayaba que este fenómeno de las tribus urbanas tiene su raíz en la indiferencia social, la desintegración familiar y la falta de posibilidades de un futuro con oportunidades reales para la juventud; tienen su raíz en una sociedad sin perspectivas, sin oportunidades, con trabajos mal pagados que nutren resentimientos ante una clase social en donde hay muy pocos ricos y cada vez más pobres, donde muchos jóvenes sin oportunidades ante la vida, y por la pobreza familiar (desintegración, disfuncional, inexistente).

Al leer sobre el proceso de las tribus urbanas, recordé que ésta es una historia que empieza a escribirse en los años cincuenta, con el surgimiento de grupos, como «los rebeldes sin causa», jóvenes que rechazaban los valores sociales, que impusieron una moda, lenguaje, conducta. Se rebelaban ante una sociedad que no comprendía las quejas y demandas de una juventud que enarbolaba la libertad como bandera, tanto en lo sexual, como en lo social.

En los años sesenta son los hippies o hijos de las flores, que al enarbolar la paz, el amor y las drogas alucinógenas como doctrina, intentaban detener el reclutamiento obligatorio de jóvenes para la inútil guerra de Vietnam, que se prolongaría hasta casi mediados de los setenta y que daría paso a una resistencia social más conflictiva y desilusionada que fermentó a la siguiente tribu urbana, violenta y autodestructiva, y que por su esencia proletaria, es la que ha logrado subsistir a través de los años: los punks.

El movimiento punk nace en la década de los 70’, en Nueva York y en Londres, para expresar notablemente el estado de ánimo de innumerables jóvenes pobres, proletarios, francamente asqueados de los mitos y los espejismos del sistema que no daba respuestas a sus demandas. Su desencanto era abismal y abarcaba todo: familia, religión, escuela, instituciones, gobierno; el rechazo llevaba a los punks a inclinarse por muchas cosas que la sociedad consideraba repugnantes, destructivas o tabúes.

En los ochenta y noventa surgen otras tribus, fruto también del desencanto, del aburrimiento, y de los problemas de desintegración familiar y social, como los darketos o góticos. Los darketos, que visten de negro riguroso al estilo romántico, con largos abrigos y complicada parafernalia, complementan el look con maquillaje pálido, largas uñas y ojos enmarcados en tonos oscuros, prefieren la música estridente en alemán o sueco aunque no entiendan la letra, y afirman que es una forma muy excitante de contacto con el más allá.

En México, en los años ochentas surgieron los Chavos Banda, cuya expresión pública se dio con la llamada banda de los "Panchitos", quienes visten pantalones de mezclilla entubados, chamarras de cuero, playeras de su grupo favorito, cabello largo al hombro y aglutinado al frente, tenis Converse o flexibota. En esos mismos años, la indiferencia social, la desintegración familiar, la falta de oportunidades para los jóvenes, el individualismo y la despersonalización se agudizaron.

Entonces, los jóvenes encontraron una nueva opción para encauzar sus inquietudes y frustraciones. Los Emos o emotivos, son una manifestación que favorece el dolor y la tristeza como bandera. Se caracterizan por usar camisetas pensadas por ellos mismos con las siguientes características: son pequeñas y con variadas impresiones de la cultura del punk, usan pins y algunos remiendos de vendas. También usan colores oscuros, influenciados más por la moda gótica, llevando múltiples cadenas.

Lo común del Emo es el pelo teñido de negro, rojo o multicolor, que cubre un ojo o la cara entera. En los labios y las cejas las perforaciones son comunes, el maquillaje en la línea de los ojos debe ser negro, rojo o rosa, lo más notable posible, tanto en las muchachas como en los muchachos. Su música favorita es el metal-punk, indie rock y el punk rock. Por lo general, sus canciones contienen letras que niegan el sentido de la vida, tratan sobre desilusiones amorosas, y de cómo la sociedad o su familia los aleja del mundo y no los comprende. Su lenguaje es de bajo calón.

La mayoría de jóvenes que los siguen son adolescentes entre 14 y 21 años. Ellos se definen como «personas a las que no nos importa nada, pero tenemos un profundo y vivo sentimiento por alguien o algo, y sólo eso nos hace estar en el mundo. Si eso existe, seguiremos vivos; y si no, nuestra vida ya no tiene sentido».




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