DOMINGO XXIX DEL
TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO MUNDIAL DE
LAS MISIONES
18 de Octubre de
2015
Ser discípulo en misión
Conmemoramos
el Domingo Mundial de las Misiones. El tercer domingo de octubre recordamos que
la Iglesia tiene como misión evangelizar. El contenido de la misión es el
Evangelio, la Buena Nueva.
Todo lo
bueno tiende por sí mismo a comunicarse. El Papa Francisco lo escribe así: “El
bien siempre tiende a comunicarse. Toda experiencia auténtica de verdad y de
belleza busca por sí misma su expansión… comunicándolo, el bien se arraiga y se
desarrolla” (EG 9).
Como
fundamento bíblico inmediato de la misión, encontramos el envío de los 72
discípulos que Jesús mismo manda: Vayan, de dos en dos, a todas las ciudades y
sitios (cf. Lc 10,1s). Por el número simbólico de 72, se alude a la misión
universal de la Iglesia de hacer presente el Evangelio.
La
Iglesia entera ha sido enviada a evangelizar, y el mundo entero es su campo de
misión. Llevar el Evangelio a otros nos ayuda a reconocer que la fe es como el
agua viva, que para dar vida debe correr.
La
misión confiada a los discípulos es ajena a cualquier dejo de poder o de
dominio. El mayor gozo y la más excelsa alegría del misionero es saber “que su
nombre está inscrito en los Cielos” (Lc 10,19s).
La
Iglesia que nace del mensaje de Jesús y que se desarrolla a la luz de la
progresiva comprensión de sus enseñanzas que consigue gracias a la asistencia
del Espíritu Santo. Es la Iglesia que camina, que peregrina, que es itinerante,
que está en los caminos, que sale a los cruces, que se aventura a las
periferias físicas y sociales.
El
hacer misión, para Iglesia es un “salir” de sus propios límites para ir al
encuentro de todos. La misión no es un estado inicial ni provisional, sino que
es un estado permanente.
Los
bautizados siempre deben estar en la dinámica de “éxodo” y del don, del salir
de sí, del caminar y sembrar siempre de nuevo. La misión reclama una entrega
generosa.
Ser
misionero no es adoptar una actitud de meros funcionarios, ni tampoco de
autómatas acostumbrados al activismo. La misión es consecuencia de haber
encontrado a Cristo, de manera espiritual, personal y comunitaria. De ese
encuentro se deriva la identidad del discípulo, que a su vez, lo vuelve
misionero.
Con
este presupuesto, la misión debe fijar su preocupación más en los frutos que en
los resultados. La misión debe volver al discípulo-misionero no sólo contento
con lo que hace, sino también permanentemente volverse transparente y bien
intencionado.
Unos datos estadísticos globales
En la
Iglesia católica existen casi 3,000 diócesis. Los obispos diseminados en los
cinco Continentes asciende a 5,200. El número de sacerdotes, 415 mil, ha ido
aumentando discretamente.
A
partir del Concilio Vaticano II (1962-1965) se rescató la figura del Diácono
permanente. En la Diócesis de Campeche han recibido la ordenación 9 diáconos.
En el mundo hay 40 mil.
Los
religiosos y religiosas pasan de los 720 mil. Miembros de Institutos Seculares
son 27 mil. Por otro lado, los misioneros laicos y catequistas registrados son
casi 3’200,000.
En
cuanto a los jóvenes que cursan alguna etapa del Seminario son: 119 mil en la
etapa de Seminario Mayor y 103 mil en el Seminario Menor.
Por
último, hagamos presente la motivación de san Pablo: “Dios quiere que todos los
hombres se salven, y lleguen al conocimiento de la Verdad” (1Tim 2,4).
Mons.
José Francisco González González
XIV
Obispo de Campeche

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