DOMINGO III DE
ADVIENTO
13 de Diciembre de
2015
Virgen de Guadalupe,
Madre de misericordia
Hemos dado inicio al
Año de la Misericordia (8 de diciembre). Lo hemos hecho con el canto-rezo del
bellísimo himno bizantino de “akatisthós”, gozado y celebrado en el Santuario
de Guadalupe.
También, con la
apertura de la Puerta Santa en la Iglesia Catedral de la Diócesis de Campeche y
la ordenación diaconal de un seminarista de Nunkiní.
Ese mismo día
celebramos a la Virgen María, patrona de la Catedral de Campeche bajo la
advocación de la Inmaculada Concepción.
En esta misma semana,
en todo nuestro país, y más allá de las fronteras, nos alegramos por la
Solemnidad de la Virgen de Guadalupe. Dice el canto: “para el mexicano, ser
guadalupano, ser guadalupano es algo esencial”.
A lo mejor, no nos
hemos percatado como la narración de las Apariciones de la Virgen de Guadalupe
(Nican Mopohua), la Virgen se manifiesta como “Madre compasiva”, la cual tiene
“mirada misericordiosa”.
Bien, pues, podemos
llamarla como Madre de la Misericordia. A Juan Diego, la Virgen le aseguró que
ella es madre de todos los corazones, de todas las estirpes.
Por su amor
universal, María ama a todos los seres humanos. Ese amor lo realiza en un
encuentro directo, humilde y personal. Esa calidad de amor supera toda división,
toda barrera y todo muro.
Ella pidió una
“casita sagrada” a construirse en el Tepeyac para entregar el Amor, a su propio
Hijo, a todos. A propósito, entre los indígenas veracruzanos (San Miguel
Zozocolco) existe una tradición oral que se transmite así: “su rostro [de la
Virgen de Guadalupe] no es de ellos, los españoles, ni de nosotros, los
indígenas, sino de ambos”.
¿Cómo muestra su amor
misericordioso la Virgen de Guadalupe? La respuesta la tenemos en la misma
narración de Antonio Valeriano. En el Nican Mopohua se lee: “Escucharé su
llano, su tristeza, para remediar, para curar todas su diferentes penas, sus
miserias, sus dolores”.
Ella quiere enjugar
toda lágrima, y cambiar nuestra tristeza en la alegría del encuentro con su
Hijo Jesús. Ella es consuelo, alivio, fortaleza, esperanza en el amor grande de
Dios.
María, dispensadora de Misericordia
Hace 50 años, el papa
Pablo VI habló de la Virgen María como dispensadora de misericordia. Cabe
anotar que el Papa Beato Pablo VI fue un profundo teólogo y un místico de la
fe. Él mostró una sólida devoción mariana.
Además, sobre sus
espaldas recayó la dificilísima responsabilidad de llevar adelante, con mano
firme y valiente, las reformas propuestas por los documentos del Concilio
Vaticano II.
Hace medio siglo, el
Papa italiano escribió: “Si las grandes culpas de los hombres pesan sobre la
balanza de la justicia de Dios, y provocan su justo castigo, sabemos también
que el Señor es el ‘Padre de las misericordias y el Dios de toda consolación’
(2Co 1,3), y que María Santísima ha sido constituida por Él administradora y
dispensadora generosa de los tesoros de su misericordia.
“Que Ella, que ha
conocido las penas y tribulaciones de aquí abajo, la fatiga del trabajo
cotidiano, las incomodidades y las estrecheces de la pobreza, los dolores del
calvario, socorra, pues las necesidades de la Iglesia y del mundo”.
¡Virgen de Guadalupe,
acompáñanos en la fe!
Mons. José
Francisco González González
XIV Obispo
de Campeche

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