viernes, 13 de noviembre de 2015

POR UNA ECOLOGÍA INTEGRAL (TERCERA PARTE)


POR UNA ECOLOGÍA INTEGRAL (3)
Hacia una nueva cultura ecológica

Reflexiones en torno a la Carta Encíclica Laudato Si del Papa Francisco, compartidas por Mons. Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey, y Mons. Juan Armando Pérez Talamantes, Obispo Auxiliar de Monterrey, en el Senado de la República con motivo del Foro “La pobreza y el cambio climático”.

3.- Crisis y consecuencias del antropocentrismo moderno.

a).- El relativismo práctico: «todo se vuelve irrelevante si no sirve a los propios intereses inmediatos». Se desarrollan actitudes que provocan al mismo tiempo la degradación ambiental y la degradación social. Las leyes sólo se entenderán como imposiciones arbitrarias y como obstáculos a evitar.

b).- La situación del trabajo humano: «Dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para la sociedad» (128). Para que todos puedan beneficiarse realmente de la libertad económica, «a veces puede ser necesario poner límites a quienes tienen mayores recursos y poder financiero».

c).- La innovación biológica a partir de la investigación: se refiere principalmente a la cuestión de los organismos genéticamente modificados (OGM), que son «una cuestión de carácter complejo». «concentración de tierras productivas en manos de pocos» (134). El Papa Francisco piensa en particular en los pequeños productores y trabajadores rurales, en la biodiversidad, la red de ecosistemas. Es, pues, necesario «asegurar una discusión científica y social que sea responsable y amplia, capaz de considerar toda la información disponible.

Capítulo 4

Una ecología integral La ecología integral es un nuevo paradigma de justicia, a partir de la relación del ser humano con la compleja realidad en la que vive. Hay un vínculo entre cuestiones ambientales y cuestiones sociales y humanas que no puede romperse.

«Hoy el análisis de los problemas ambientales es inseparable del análisis de los contextos humanos, familiares, laborales, urbanos, y de la relación de cada persona consigo misma»; por lo tanto es «fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental».

1.- Ecología ambiental, económica y social: todo está conectado. Tiempo y espacio, componentes físicos, químicos y biológicos del planeta forman una red que no terminamos de entender. Los conocimientos fragmentados y aislados deben integrarse en una visión más amplia. «Cualquier menoscabo de la solidaridad y del civismo produce daños ambientales».

2.- Ecología cultural: «la ecología también supone el cuidado de las riquezas culturales de la humanidad en su sentido más amplio». Hace falta integrar la perspectiva de los derechos de los pueblos y de las culturas con el protagonismo de los actores sociales locales a partir de la propia cultura, con una «especial atención a las comunidades aborígenes».

3.- Ecología de la vida cotidiana: Señala la creatividad y generosidad de grupos con acciones para revertir las afecciones ambientales, han aprendido a orientar laS acciones en medio del desorden y la precariedad. Un desarrollo auténtico presupone un mejoramiento integral en la calidad de la vida humana: espacios públicos, vivienda, transportes, etc.

4.- El principio del bien común: La ecología integral incluye la noción de bien común. En la realidad actual, hay muchas personas descartadas, privadas de derechos básicos. La ecología integral pide la toma de decisiones solidarias con la opción preferencial por lo pobres.

5.- La justicia entre las generaciones: no se puede hablar de desarrollo sostenible sin una solidaridad entre las generaciones, sin olvidar a los pobres de hoy, a los que queda poco tiempo en esta tierra y que no pueden seguir esperando.

Capítulo 5

Algunas líneas de orientación y de acción. «Hay discusiones sobre cuestiones relacionadas con el ambiente, donde es difícil alcanzar consensos. [...] la Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero invito a un debate honesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común».




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