POR UNA ECOLOGÍA
INTEGRAL (3)
Hacia una nueva
cultura ecológica
Reflexiones en torno a la Carta
Encíclica Laudato Si del Papa
Francisco, compartidas por Mons. Rogelio Cabrera López, Arzobispo de
Monterrey, y Mons. Juan Armando Pérez Talamantes, Obispo Auxiliar de Monterrey, en el
Senado de la República con motivo del Foro “La pobreza y el cambio
climático”.
3.-
Crisis y consecuencias del antropocentrismo moderno.
a).- El relativismo práctico: «todo se vuelve irrelevante si no sirve a
los propios intereses inmediatos». Se desarrollan actitudes que provocan al
mismo tiempo la degradación ambiental y la degradación social. Las leyes sólo
se entenderán como imposiciones arbitrarias y como obstáculos a evitar.
b).- La situación del
trabajo humano:
«Dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es
muy mal negocio para la sociedad» (128). Para que todos puedan beneficiarse
realmente de la libertad económica, «a veces puede ser necesario poner límites
a quienes tienen mayores recursos y poder financiero».
c).- La innovación
biológica a partir de la investigación: se refiere principalmente a la cuestión de
los organismos genéticamente modificados (OGM), que son «una cuestión de
carácter complejo». «concentración de tierras productivas en manos de pocos»
(134). El Papa Francisco piensa en particular en los pequeños productores y
trabajadores rurales, en la biodiversidad, la red de ecosistemas. Es, pues,
necesario «asegurar una discusión científica y social que sea responsable y
amplia, capaz de considerar toda la información disponible.
Capítulo 4
Una
ecología integral La ecología integral es un nuevo paradigma de justicia, a
partir de la relación del ser humano con la compleja realidad en la que vive.
Hay un vínculo entre cuestiones ambientales y cuestiones sociales y humanas que
no puede romperse.
«Hoy
el análisis de los problemas ambientales es inseparable del análisis de los
contextos humanos, familiares, laborales, urbanos, y de la relación de cada
persona consigo misma»; por lo tanto es «fundamental buscar soluciones
integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí
y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra
social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental».
1.- Ecología
ambiental, económica y social: todo está conectado. Tiempo y espacio,
componentes físicos, químicos y biológicos del planeta forman una red que no
terminamos de entender. Los conocimientos fragmentados y aislados deben integrarse
en una visión más amplia. «Cualquier menoscabo de la solidaridad y del civismo
produce daños ambientales».
2.- Ecología
cultural:
«la ecología también supone el cuidado de las riquezas culturales de la
humanidad en su sentido más amplio». Hace falta integrar la perspectiva de los
derechos de los pueblos y de las culturas con el protagonismo de los actores sociales
locales a partir de la propia cultura, con una «especial atención a las
comunidades aborígenes».
3.- Ecología de la vida
cotidiana:
Señala la creatividad y generosidad de grupos con acciones para revertir las
afecciones ambientales, han aprendido a orientar laS acciones en medio del desorden
y la precariedad. Un desarrollo auténtico presupone un mejoramiento integral
en la calidad de la vida humana: espacios públicos, vivienda, transportes,
etc.
4.- El principio del
bien común:
La ecología integral incluye la noción de bien común. En la realidad actual,
hay muchas personas descartadas, privadas de derechos básicos. La ecología
integral pide la toma de decisiones solidarias con la opción preferencial por
lo pobres.
5.- La justicia entre
las generaciones: no
se puede hablar de desarrollo sostenible sin una solidaridad entre las
generaciones, sin olvidar a los pobres de hoy, a los que queda poco tiempo en
esta tierra y que no pueden seguir esperando.
Capítulo 5
Algunas
líneas de orientación y de acción. «Hay discusiones sobre cuestiones
relacionadas con el ambiente, donde es difícil alcanzar consensos. [...] la
Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la
política, pero invito a un debate honesto y transparente, para que las
necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común».

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