MARIHUANA ESCLAVIZANTE
4 de Noviembre de 2015
Artículo escrito por Mons.
Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo de san Cristóbal de las Casas, Chiapas.
VER
La
Suprema Corte de Justicia de la Nación, que se debería llamar Corte de
Constitucionalidad, o de Legalidad, analiza la permisividad del cultivo, venta
y consumo de marihuana, no por razones médicas y terapéuticas, que en algunos
casos ayuda a mitigar el dolor, sino lúdicas y recreativas; es decir, sólo por
el gusto y placer de sentirse superhéroe, conquistador, valiente y poderoso.
Quienes se sienten fracasados, rechazados, acomplejados y sin afecto familiar,
se compensan con alcohol o drogas, en vez de enfrentar su situación y crecer en
personalidad integral. Autorizarles legalmente que se droguen, es condenarlos a
compensaciones esclavizantes de por vida.
Supongo
que ninguno de los ministros de la Corte ha sufrido los efectos de esta droga
en una persona cercana. Si conocieran el dolor de una madre, un familiar, un
amigo, ante un marihuano, votarían en contra de esa posible legalidad. Quizá
ellos pueden pagar grandes cantidades mensuales para intentar curar a un adicto
en un centro de rehabilitación; pero la mayoría no lo podrían hacer, y tendrían
que soportar a quien se sienta ahora legalmente autorizado a embrutecerse. Es
un sufrimiento muy doloroso. Se sienten impotentes para reconstruir una
personalidad afectada por estas adicciones.
El
hecho de que en algunas partes de Estados Unidos o de Europa esto ya se haya
permitido, no es razón legal. En los lugares donde más se consume, es donde hay
más crímenes sin sentido, más desintegración familiar, donde se tienen que
aplicar más medidas policiacas para controlar a adictos incontrolables. La
venta de armas en Estados Unidos es libre, y ¡cuántos desastres ha causado!
Se
argumenta que consumir marihuana es un derecho de la persona, que es una parte
de su libertad, para que logre su desarrollo a satisfacción. Esto significaría
que perder la razón y el control de sí mismo, por el alcohol o una droga, es un
signo de libertad. Significaría aprobar, como un derecho de su libertad, que
los anarquistas y terroristas hicieran cuanto les viniera en gana, destruyendo vidas
y bienes ajenos, pues impedírselo sería una violación a sus derechos. Eso no es
libertad; eso es esclavitud, eso es una cadena de la que es muy difícil
desatarse. La debilidad humana necesita ciertos controles, para evitar los
abusos que puede generar el mal uso de la libertad. Incentivar el uso de la
marihuana, es un daño a la libertad personal y a la sociedad, pues habría que
tener más policías para controlar a los ingobernables. ¿Sería legal darles
marihuana a los policías y a los militares para que le entren a lo duro de las
acciones que deben realizar? Por favor…
PENSAR
El Papa
Francisco ha definido a la droga como un “flagelo que sigue golpeando en
formas y maneras impresionantes, alimentado por un mercado oscuro, que supera
las fronteras nacionales y continentales”. Y advirtió por ello que “sigue
creciendo el peligro para los jóvenes y los adolescentes”.
Ante
tal fenómeno, dijo: "Siento la necesidad de manifestar mi dolor y mi
preocupación. Quiero decir con mucha claridad que la droga no se vence con la
droga. La droga es un mal, y con el mal no puede haber concesiones o
compromisos. Pensar que se pueda reducir el daño consintiendo el uso de
psicofármacos a aquellas personas que siguen usando drogas, no resuelve el
problema. La legalización de las llamadas 'drogas livianas', también las
parciales, además a ser discutible en el plano legislativo, no produce los
efectos prefijados. Las drogas sustitutivas, además no son una terapia
suficiente, sino un modo velado de rendirse delante del fenómeno. Quiero
reiterar lo que he dicho en otra ocasión: ¡No a cada tipo de droga! Simplemente
no, a cualquier tipo de droga. Para decir este no, es necesario decir sí a la
vida, sí al amor, sí a los otros, sí a la educación, sí al trabajo, sí a más
fuentes de trabajo. Si se realizan estos 'sí', no hay lugar para la droga, para
el abuso de alcohol, para las otras dependencias” (20-VI-2014).
ACTUAR
Cuidemos
la armonía familiar y la educación cristiana de niños, jóvenes y adultos, que
son el mejor antídoto ante esta plaga invasora.

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