NO TODOS SON
TERRORISTAS
18 de Noviembre de 2015
Artículo escrito por Mons.
Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo de san Cristóbal de las Casas, Chiapas.
VER
Los
actos terroristas de días pasados en París nos tienen apesadumbrados. ¿Cómo es
posible tanta inhumanidad? ¿Por qué hay mentes y corazones tan empecinados en
decidir fríamente la destrucción indiscriminada de inocentes? Es tan profundo
su odio, su resentimiento, su deseo de venganza, que nada los detiene. Usan la
tecnología para urdir estos ataques y se aprovechan de las facilidades que hay para
comprar armas. Están dispuestos a sacrificar sus vidas, conscientes de que van
a morir al detonar los explosivos que llevan consigo, porque les han inducido
la convicción de que, con esos métodos, harán triunfar el islam y lo impondrán
al mundo entero.
¿Todos
los mahometanos son extremistas religiosos? Algunas interpretaciones del Corán
parecen tener esa tendencia. Por ello, en ciertos ambientes se les tiene
desconfianza. En Chiapas hay varios seguidores de esta religión, a quienes
identificamos como musulmanes. Hay dos grupos, no muy numerosos, en Comitán y
en San Cristóbal. Muchos de ellos son indígenas chamulas, que antes eran
presbiterianos; quizá habían sido bautizados como católicos. Unos españoles
trajeron esa religión, ofreciéndoles trabajo en carpinterías y panaderías. Hace
años llevaron a algunos en peregrinación a La Meca. Algunos gobernantes me han
expresado su inquietud de que sean agentes del terrorismo contra los Estados
Unidos, y que desde aquí se tramen acciones para infiltrarse allá y llegar a
destruir.
Siempre
he declarado que, en los casi 25 años que llevo en Chiapas, no he descubierto
en ellos signos de que los mueva el terrorismo; más bien, los he conocido
pacíficos, respetuosos, trabajadores y muy religiosos. No han dado problemas
sociales; conviven pacíficamente con la comunidad y no hacen proselitismo
agresivo.
PENSAR
Al
conmemorar el cincuenta aniversario de la declaración del Concilio Vaticano II
sobre las relaciones de la Iglesia católica con las religiones no cristianas,
dijo el Papa Francisco: “El
conocimiento, el respeto y la estima mutua constituyen el camino para la
relación con las otras religiones. Pienso de modo particular en los musulmanes
que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo
poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres. Ellos se
refieren a la paternidad de Abraham, veneran a Jesús como profeta, honran a su
Madre virgen, María, esperan el día del juicio, practican la oración, la
limosna y el ayuno. El diálogo que necesitamos no puede ser sino abierto y
respetuoso: respetar el derecho de otros a la vida, a la integridad física, a
las libertades fundamentales, es decir a la libertad de conciencia”.
Sin
embargo, advertía: “A
causa de la violencia y del terrorismo, se ha difundido una actitud de sospecha
o incluso de condena a las religiones. En realidad, aunque ninguna religión es
inmune al riesgo de desviaciones fundamentalistas o extremistas en individuos o
grupos, es necesario mirar los valores positivos que viven y proponen, y que
son fuente de esperanza” (28-X-2015).
Con
todo, el domingo pasado, expresó: "Deseo
expresar mi profundo dolor por los ataques terroristas que en la noche del
viernes ensangrentaron Francia, causando numerosas víctimas. Tanta
barbarie nos deja consternados y nos hace pensar cómo puede el corazón del
hombre idear y realizar eventos tan horribles. Delante de tales actos
intolerables no se puede dejar de condenar la incalificable afrenta a la
dignidad de la persona humana. Quiero reafirmar con vigor que el camino de la
violencia y del odio no resuelve los problemas de la humanidad. Y que
utilizar el nombre de Dios para justificar este camino es una blasfemia”.
ACTUAR
¿Qué
hacer? Educar en el Evangelio a las familias, a los niños y jóvenes, para que
no se dejen atrapar por ideologías extremistas, pues donde los padres están
ausentes y no educan, o donde en el mismo hogar hay violencia, no nos
extrañemos de que en nuestra misma patria haya terroristas y asesinos, no por
una ideología religiosa, sino por la ambición del poder y del dinero. De
nosotros depende también que no haya terrorismo.

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