LA CATEDRAL DE
CAMPECHE:
120 AÑOS DE
HISTORIA
Artículo escrito por el Pbro. Fabricio Calderón, Párroco de la Comunidad de Ntra. Sra. de Guadalupe, en san
Francisco de Campeche, Cam.
La silueta de la
Catedral, con sus hermosas y esbeltas torres, identifica a este noble pueblo de
Campeche, que incluso lleva grabada en su corazón la letra de la famosa canción
llamada Las torres de Catedral. La Catedral no es un templo cualquiera, pues
ningún edificio sagrado encierra el «misterioso encanto» de una Catedral: ella
tiene algo que inspira, atrae y conmueve.
Quien se acerca al
centro histórico de la ciudad de san Francisco de Campeche puede divisar la
silueta de la Catedral, descubriendo, al tenerla frente a sus ojos, que hunde
sus cimientos muy profundos y se levanta hacia lo alto, desafiando el paso del
tiempo y de las contingencias meteorológicas. Así es la Iglesia: hunde sus
raíces en Cristo, se fundamenta en Él, que es la roca firme, está llamada a
desafiar el paso del tiempo, y se levanta por encima de las dificultades.
Quien entra en la
Catedral se queda impresionado por la altura de sus muros y sus columnas que se
elevan como mirando al infinito, invitando a adentrarse en el misterio de Dios,
revelando lo pequeño que somos ante Él y lo inmenso que es su infinito amor.
En el conjunto
arquitectónico del Centro Histórico, la Catedral es un obligado punto de
referencia; también lo es desde el punto de vista religioso, pues desde hace
ciento quince años, nuestra catedral es el centro de la vida de la Iglesia de
Campeche, pues en ella Cristo está presente con la plenitud de su sacerdocio,
plenitud conferida al Obispo, que es en la Diócesis el supremo sacerdote a
través de quien se distribuyen todos los ministerios para la santificación del
pueblo cristiano.
La Catedral de la Inmaculada Concepción ha sido
testigo de acontecimientos fundamentales de nuestro caminar como Iglesia
Diocesana, por ello es necesario sumergirnos en el pasado de la iglesia de
Campeche para ir conociéndola mejor y así podamos amarla cada vez más, ya que
nadie ama lo que no conoce, pero una vez conocido y amado, la mejor forma de
consolidar ese amor es a través del estudio y de un conocimiento cada vez más
profundo.
En el presente mes
de Julio, conmemoramos tres acontecimientos que han ido forjando el rostro y el
corazón de nuestra iglesia de Campeche:
1.- El 14 de Julio de 1705, hace ya
310 años, el Obispo Fr. Pedro Reyes Ríos de la Madrid bendijo la iglesia
parroquial de la villa de Campeche, que es ahora nuestra bella Catedral. Por
aquellos años de principios del siglo XVIII, aunque la construcción era de
buena arquitectura y hermosa perspectiva, no poseía las esbeltas torres que hoy
adornan su fachada; además, su longitud apenas llegaba hasta donde está
actualmente el bautisterio.
2.- El 25 de Julio de 1835, hace ya
180 años, el Obispo Don José María Guerra, originario de la ciudad de Campeche
y primer nativo de la Península de Yucatán que ocupó la sede episcopal de la
Diócesis de Yucatán, en el día en que se ajustaba el primer aniversario de su
Consagración Episcopal consagró la entonces Iglesia parroquial de la ciudad de
Campeche, en virtud de que deseaba conceder esta alta distinción a dicha
iglesia, en cuya pila bautismal había recibido el sacramento que le abrió las
puertas al cristianismo. Era ésta una prerrogativa reservada únicamente a las
Iglesias Catedrales.
Así, el 25 de Julio
de 1835, al consagrar la iglesia parroquial de Campeche, Mons. José María
Guerra profetizó su futura elevación al rango de iglesia Catedral, pues sesenta
años y tres días más tarde, el 28 de Julio de 1895, el también Obispo de
Yucatán, Mons. Crescencio Carrillo y Ancona, realizó en el presbiterio de esta
iglesia parroquial la declaración de la erección del Obispado de Campeche, la
cual elevaba al rango de Catedral esta antigua parroquia.
3.- En los albores
del domingo 28 de Julio de 1895, hace ya 120 años, se cumplía el mandato del papa León XIII, quien a
través de la Bula Praedecessorum
Nostrorum, del 24 de marzo de 1895, creaba el Obispado de Campeche,
nombrando al entonces Obispo de Yucatán, Mons. Crescencio Carrillo y Ancona,
Delegado Apostólico para ejecutar lo dispuesto en la Bula.
«Las campanas de la
parroquia principal, en son de entusiasmo y regocijo tañían ya por última vez,
para no volver a dejar oír su sentimental sonido hasta haber sido ascendidas a
la categoría de campanas de Catedral». El Obispo de Yucatán y Delegado
Apostólico para la ejecución de la Bula, Don Crescencio Carrillo y Ancona, hizo
la solemne declaración del Obispado de Campeche, ante el clero y los fieles,
que acudieron a la iglesia parroquial para no perderse detalle alguno de la
ceremonia, para ser testigos de este trascendental acontecimiento, para ver
fenecer a su antigua iglesia parroquial y ver nacer a su nueva Catedral, la
cual se encontraba exquisitamente decorada.
Así vio la luz
nuestra Iglesia Catedral de Campeche. ¡Aprendamos a amarla! Y, a través de
ella, aprendamos a amar a la Iglesia, pues en cada Catedral está presente
Cristo, Maestro, Sacerdote y Pastor, en toda su plenitud.
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