CONFIANZA EN LAS
INSTITUCIONES
Artículo escrito por Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo de san Cristóbal de las Casas,
Chiapas.
VER
Un periódico
nacional hizo una encuesta reciente sobre la confianza que los mexicanos
tenemos en nuestras instituciones. Con todas las salvedades y limitaciones que
tienen esas encuestas, es interesante el resultado. Esta es la puntuación
obtenida, sobre 100, a la pregunta sobre en quiénes confían más los ciudadanos:
Iglesia, 54; Ejército, 52; Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 35;
Instituto Nacional Electoral, 34; Gobierno, 27; Congreso de la Unión, 24;
Suprema Corte de Justicia de la Nación, 24; Policía, 20; Partidos Políticos,
16.
Es decir, de cada
100 encuestados, 54 tienen confianza en la Iglesia. Esto nos alegra y nos da un
sano orgullo. Pero hay que tomar en cuenta que, a pesar de que nuestra Iglesia
es la mejor calificada, y por tanto la que obtiene más confianza, en los
últimos meses perdió dos puntos, y 43 de cada 100 dicen no confiar en
ella.
Lo más indicativo
es que sólo 16 de cada 100 confían en los partidos políticos; son los peor
calificados. En fechas recientes, perdieron nueve puntos. De cada 100, hasta 82
dijeron tenerles poca o ninguna confianza, quizá porque son los más hablan,
pero no son honestos y veraces. La mayoría no confía en los políticos, y son
ellos los que guían al país.
Todas las
instituciones hemos perdido puntos. El mismo Presidente de la República ha
bajado en su aprobación por parte de los encuestados. Esto nos debería llevar a
un humilde examen de conciencia; pero a algunos esto les tiene sin cuidado. Se
justifican a sí mismos con muchas ideologías, en vez de escuchar qué nos dice
Dios en esta voz del pueblo.
PENSAR
El Papa Francisco
dijo a los obispos de República Dominicana: «Sé de sus esfuerzo y preocupaciones por afrontar adecuadamente los graves
problemas que afectan a nuestros pueblos, tales como el tráfico de drogas y de
personas, la corrupción, la violencia doméstica, el abuso y la explotación de
menores o la inseguridad social. Desde la íntima conexión que existe entre
evangelización y promoción humana, toda acción de la Iglesia Madre ha de buscar
y cuidar el bien de los más desfavorecidos. Todo lo que se haga en este
sentido, acrecentará la presencia del Reino de Dios que ha traído Jesucristo,
al mismo tiempo que da credibilidad a la Iglesia y relevancia a la voz de sus
pastores» (28-V-2015).
En un sentido semejante,
expresó en su Exhortación sobre Alegría del Evangelio: «A pesar de toda la corriente secularista que invade las sociedades, en
muchos países -aun donde el cristianismo es minoría- la Iglesia católica es una
institución creíble ante la opinión pública, confiable en lo que respecta al
ámbito de la solidaridad y de la preocupación por los más carenciados. En
repetidas ocasiones ha servido de mediadora en favor de la solución de
problemas que afectan a la paz, la concordia, la tierra, la defensa de la vida,
los derechos humanos y ciudadanos, etc. » (EG 65).
ACTUAR
Como ha dicho hace
poco el cardenal Norberto Rivera Carrera, nuestra Iglesia no busca el aplauso
del mundo, ni pretendemos agradar al público, cediendo a sus modas y caprichos.
El Evangelio es inmutable y no lo podemos alargar o encoger según los gustos de
las mayorías. No somos dueños de la Palabra de Dios, sino servidores de la
misma, para iluminar a nuestro pueblo con el camino que Dios mismo nos ha
señalado.
Sin embargo, con
nuestras actitudes hemos de demostrar que el predominio en la vida de quienes
formamos la Iglesia, han de ser el amor, la misericordia, la comprensión, la
escucha, la sencillez, la austeridad, el servicio a la comunidad, el respeto a
los diferentes, la atención bondadosa a los pobres, la denuncia de las
injusticias, la promoción de la paz y la reconciliación en las comunidades. Es
el camino de Jesús, que será aceptado de corazón por los sencillos, pero
criticado y rechazado por quienes tienen el centro de sus vidas en el dinero,
en la ambición del poder, en el disfrute desordenado de la sexualidad, en la
idolatría de sí mismos.
Lo que genera
confianza en las instituciones es la verdad y la justicia, la honestidad y el
servicio, la sencillez y la eficiencia, el respeto, la solidaridad, el amor.

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