JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
Artículo
escrito por el Pbro.
Fabricio Calderón, Párroco de la Comunidad de Ntra. Sra. de
Guadalupe, en san Francisco de Campeche, Cam.
El domingo 12 de Abril de 2015 celebramos
el Domingo de la Misericordia Divina, instituido por el Papa san Juan
Pablo II el 30 de abril del año 2000, durante la misa de la canonización de
santa Faustina Kowalska, “Apóstol de la Divina Misericordia”, para celebrarse
en toda la Iglesia en el segundo Domingo de Pascua.
Este año 2015 ha sido especial, ya que
en la tarde del sábado 11 de abril, víspera del Domingo de la Misericordia, en
la basílica de San Pedro, el Papa Francisco ha convocado oficialmente el
Jubileo Extraordinario de la Misericordia con la publicación de la Bula de
Convocación llamada Misericordiae vultus.
La bula del Jubileo constituye el documento fundamental para conocer el espíritu con el que ha sido convocado, las intenciones y los frutos esperados por el papa Francisco, así como la duración del mismo, las fechas de apertura y de clausura, y las modalidades cómo va a desarrollarse dicho Jubileo.
Para la proclamación de este Jubileo Extraordinario, el Papa Francisco, acompañado por los cardenales, se dirigió a la entrada de la Basílica de san Pedro. Junto a la Puerta Santa entregó la Bula de convocación a los cuatro cardenales arciprestes de las basílicas papales de Roma: San Pedro en el Vaticano, san Juan de Letrán, san Pablo Extramuros y santa María la Mayor.
Además, para manifestar el deseo de que
el Jubileo extraordinario de la Misericordia sea celebrado no sólo en Roma sino
también en todo el mundo, el papa Francisco entregó una copia de la Bula al
prefecto de la Congregación para los Obispos, cardenal Marc Ouellet (para
hacerla llegar simbólicamente a todos los obispos), al prefecto de la
Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y al prefecto de la
Congregación para las Iglesias Orientales.
En nombre de todo el Oriente recibió
una copia de la Bula el arzobispo Savio Hon Tai-Fai, nacido en Hong Kong y
ahora secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
Por el continente africano, la recibió
el arzobispo Bartolomé Adoukonou, originario de Benín y actualmente secretario
del Consejo Pontificio para la Cultura. Para las Iglesias Orientales, el
Papa entregó la bula a Mons. Khaled Ayad Bishay de la Iglesia Patriarcal de
Alejandría de los Coptos.
Ha finalizado el rito de convocación, cuando el Regente de la Casa Pontificia, Mons. Leonardo Sapienza, en calidad de Protonotario Apostólico, leyó en presencia del Papa Francisco algunos extractos de la Bula de convocación de este Año Santo extraordinario. Posteriormente dio inició la celebración de las Primeras Vísperas del Domingo de la Divina Misericordia, presidida por el Papa Francisco.
Este Jubileo Extraordinario de la
Misericordia se iniciará con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de
san Pedro el 8 de Diciembre de 2015, con ocasión de la solemnidad de la
Inmaculada Concepción y concluirá el 20 de noviembre de 2016 con la solemnidad
de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo.
El rito inicial de la apertura de la
Puerta Santa consiste en abrir, con toda la solemnidad del acto, una puerta que
se abre solamente durante el Año Santo, mientas el resto de años permanece
sellada. Tienen una Puerta Santa las cuatro basílicas mayores de Roma: San
Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María Mayor
El rito de la apertura de la Puerta
Santa expresa simbólicamente el hecho de que, durante el tiempo jubilar, se
ofrece a los fieles un “camino extraordinario” hacia la salvación. Después de
la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro, se abren,
sucesivamente; las puertas de las otras basílicas mayores y de las catedrales
del mundo.
El tema para este Año Santo está tomado
de la carta de San Pablo a los Efesios: «Dios rico en misericordia» (Ef 2,4),
pues el Papa Francisco quiere poner al centro de la atención de todos los
bautizados el amor misericordioso de Dios, quien nos invita a todos a volver
hacia Él. Además, el encuentro con Él inspira la virtud de la misericordia.
La misericordia divina llega a los
hombres a través del corazón de Cristo crucificado, que es la fuente de la que
brota la gran ola de misericordia que se derrama sobre la humanidad. De ese
corazón santa Faustina Kowalska, verá salir dos haces de luz que iluminan el
mundo: «Estos dos haces -le explicó un día Jesús mismo- representan la
sangre y el agua» (Diario, p. 132).
Jesús dijo a sor Faustina: «La
humanidad no encontrará paz hasta que no se dirija con confianza a la
misericordia divina» (Diario, p. 132). A través de la obra de la religiosa
polaca, este mensaje se ha vinculado para siempre al siglo XX, último del
segundo milenio y puente hacia el tercero. No es un mensaje nuevo, pero se
puede considerar un don de iluminación especial, que nos ayuda a revivir más
intensamente el evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de luz a
los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
«Jesucristo –nos dice el Papa Francisco
al inicio de esta Bula de convocación– es el rostro de la misericordia del
Padre (…) El Padre, “rico en misericordia” (…), en la “plenitud del tiempo”
(Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, envió
a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su
amor. Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona, revela
la misericordia de Dios.
Siempre tenemos necesidad de contemplar
el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es
condición para nuestra salvación.
Misericordia: es la palabra que revela
el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo
con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental
que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al
hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es el camino que
une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no
obstante el límite de nuestro pecado».

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